La reciente expulsión de dos activistas noruegas, Ingeborg Sævik Heltne y Vivian Kaulen Nedenes, del Sáhara Occidental ocupado subraya la creciente represión de las autoridades marroquíes contra la solidaridad internacional con el pueblo saharaui. Este incidente sirve como un duro recordatorio de los desafíos que enfrentan aquellos que se atreven a hablar en contra de la ocupación marroquí del Sáhara Occidental.
Desde 2002, una diversa coalición de individuos de 28 países en cinco continentes ha viajado al Sáhara Occidental para presenciar de primera mano las realidades de la vida bajo la ocupación marroquí. Esta comunidad internacional, compuesta por defensores de derechos humanos, periodistas, expertos legales y ciudadanos preocupados, se ha sentido atraída por la región a causa de la resistencia pacífica del pueblo saharaui contra la opresión colonial. Sus visitas han proporcionado valiosas perspectivas sobre la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental y han ayudado a aumentar la conciencia global sobre la causa saharaui.
En respuesta a la creciente atención internacional, Marruecos ha intensificado sus esfuerzos para reprimir la disidencia y controlar la narrativa sobre el Sáhara Occidental. En la última década, las autoridades marroquíes han atacado sistemáticamente a observadores extranjeros, expulsando a cientos de individuos que han viajado al territorio para documentar abusos de derechos humanos y apoyar al pueblo saharaui.
Solo desde 2014, 298 personas de 21 países han sido expulsadas por la fuerza del Sáhara Occidental, siendo Noruega (131) y España (105) los más afectados por estas expulsiones. Estas cifras resaltan hasta qué punto Marruecos está dispuesto a llegar para silenciar las voces críticas e impedir que la comunidad internacional comprenda la verdadera situación sobre el terreno.
Además, Marruecos ha impuesto una prohibición a varias ONG internacionales, incluidas Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Abogados Sin Fronteras, limitando aún más el monitoreo independiente y los informes sobre los abusos de derechos humanos en el Sáhara Occidental.
A pesar de enfrentar una creciente represión, el pueblo saharaui ha permanecido firme en su búsqueda de la autodeterminación. Su resistencia, junto con el inquebrantable apoyo de la comunidad internacional, ha ayudado a mantener el tema del Sáhara Occidental en la agenda global.